Si alguna vez has oído hablar de Fátima de Madrid, conocida como la astrónoma andalusí, hija del astrónomo Maslama al-Mayrit (el Madrileño), y de su Tratado del Astrolabio, tengo que darte una mala noticia: no existe ningún documento en el que se la nombre.
La primera vez que se ve su nombre es en la Enciclopedia Espasa Calpe, allá por 1924, con la siguiente cita:
FÁTIMA. Biog. Astrónoma madrileña, hija del célebre astrónomo Moslema-ben-Ahmed el-Mageriti (el Madrileño), escribió notables trabajos sobre astronomía que la hicieron celebre a fines del siglo X de nuestra era (IV de la hégira), en la Aljama de Madrid, donde eran conocidas como Correcciones de Fátima, y ayudó a su padre en la redacción de varias obras, entre otras, en el Tratado del Astrolabio, que se conserva en el monasterio de El Escorial.
Y es que, aunque hay bastantes referencias a su supuesto padre, en ningún lugar se habla de su hija algo que, de haber existido, sí se la habría mencionado. El nombrado Tratado del Astrolabio existe, o algo así, en la Biblioteca del Escorial. Pero ella no aparece por ningún sitio. Hay anotaciones anónimas, difícilmente atribuibles a la tal Fátima.
En la sociedad andalusí no había demasiadas mujeres cultas y las que lo eran no tenían mucha elección sobre qué estudiar. La gran mayoría se dedicó a estudios religiosos. Otro grupo más reducido cultivaba lo que se llamaban materias profanas: poesía, gramática o canto. Y un grupo mucho más reducido se dedicó a las ciencias: matemáticas, medicina y astronomía.
Contrariamente a lo que podríamos creer, algunas de ellas eran esclavas, pero no era por elección propia sino que formaba parte de su adiestramiento social. Pero bueno, las mujeres libres tampoco eran “libres” de elegir lo que querían hacer, así que no había demasiada diferencia.
Así que os traigo a otra mujer que de la que sí se tienen referencias.:
La esclava astrónoma de al-Hakam II. No conocemos su nombre pero existió. Esta sí es una verdadera astrónoma andalusí. Este califa reinó en Córdoba en el siglo X, su época de mayor esplendor. Promocionó las letras y las ciencias y su difusión mediante escritos. En un manuscrito que se guarda en la Biblioteca Nacional del Reino de Marruecos, en Rabat, tenía una esclava astrónoma que era escriba y poseía gran inteligencia. Fue enviada a Sulaymaán para aprender astronomía y el manejo del astrolabio. Se convirtió en una experta dada su natural inteligencia y su amor por esta ciencia. En tres años llegó a dominarla y el califa, admirado por sus dotes, la puso a trabajar en el alcázar en astronomía y premió a Sulaymaán. Otra de sus esclavas de lujo Lubna, experta en cálculo y otras ciencias, además de poetas y excelente calígrafa. Ambas mujeres aparecen en el libro Mujeres “sabias” en al-Andalus de María Luisa de Ávila, junto a otras mujeres médicas, poetas, juristas y de otras profesiones.
Así que ya sabes, no puedes creerte cualquier cosa que leas en internet, porque en los años ’20 del pasado siglo también existían las fake news, pero no se llamaban así, se les decía “erratas”. Un aplauso desde aquí a esas mujeres desconocidas que sí existieron y contribuyeron a la investigación y divulgación científica. Gracias por vuestro ignorado legado.